Pocas empresas en España pueden presumir del palmarés de Restalia en cuanto a crecimiento. Fundada en el 2001 por José María
Fernández Capitán, es sin duda el caso más llamativo del ‘fast food’ español.
Le han bastado seis años para multiplicar su red de locales e ingresos por
cinco. Facturaba 45 millones de euros en 2008 y el año pasado llegó a 220
millones. El número de locales pasó de 100 a 537. Sus tres marcas —100
Montaditos, La Sureña y TGB (The Good Burger)— se ven ahora en las calles más
concurridas y centros comerciales. Además, la empresa desarrolló también su
modelo fuera de España, y llegó a tener 50 restaurantes en ocho países. Con una
innegable vocación de crecimiento, Restalia preveía cerrar este año con 740
locales, un 40% más, y alcanzar los mil en 2017.
Pese a su empuje, Restalia ha empezado a afrontar una
suma de disfunciones que amenazan su expansión. Una de ellas es la rentabilidad de los locales. Los bajos precios, que son en el origen
de la fuerte aceptación de la cadena, han sido cuestionados por algunos
franquiciados. La situación empeoró en los dos últimos años, en los que se redujo
la facturación por local. Después de crecer hasta los 510.000 euros en 2012,
bajó a 410.000 euros el pasado año.
La empresa cometió también algunos errores en su
estrategia internacional.