Marketing y Servicios: Los MINT, ¿los nuevos países emergentes?

jueves, 26 de febrero de 2015

Los MINT, ¿los nuevos países emergentes?


Es el vocablo de moda: los MINT (un acrónimo que agrupa a Méjico, Indonesia, Nigeria y Turquía). Son los nuevos BRICs, las potencias emergentes que se han hecho con un hueco en las grandes ligas económicas mundiales por derecho propio. Ambos términos son obra del economista Jim O’Neill, quien hace una década, cuando acuñó el primero para referirse al empuje económico de Brasil, Rusia, India y China, trabajaba para Goldman Sachs. Pero aunque pegadizas y con cierta base sólida en la que apoyarse, estas siglas podrían no tener la misma fortuna que las anteriores. Igual que los países a las que hacen referencia.

Analicemos primero en qué se basa el concepto: en todos los casos, se trata de países con gran densidad de población, con un elevado porcentaje de jóvenes con capacidad laboral, y, a menudo, con formación cualificada. Todos comparten una posición geográfica privilegiada, a modo de bisagra entre diferentes regiones, conectando potencias económicas como China, la UE o EE.UU. con mercados en crecimiento.


Además, sus perspectivas económicas son, o solían ser, apabullantes: tanto Goldman Sachs como el Banco Mundial esperaban que, siguiendo políticas inteligentes, pudiesen alcanzar tasas de crecimiento de doble dígito en las próximas décadas. México, Indonesia y Nigeria, además, son países ricos en hidrocarburos, y aunque no es el caso de Turquía, cuyo déficit energético es uno de los grandes problemas del país, su cercanía con varios de los grandes productores de petróleo (Irán, Irak o Azerbaiyán, por ejemplo) hacen que el suministro esté hasta cierto punto garantizado.

Sin embargo, en las grandes firmas inversoras abunda el escepticismo. Para empezar, cuando O’Neill comenzó a hablar de estas nuevas potencias emergentes, hace un par de años, no eran los MINT, sino los MIST: la perla de África, entonces, parecía Sudáfrica. Pero los asombrosos resultados económicos de Nigeria en este tiempo, debido a la mejora en la explotación petrolífera, han llamado la atención de muchos analistas. Renaissance Capital, por ejemplo, estima que, si el cálculo del PIB se hiciese de forma correcta analizando los recursos reales del país, alcanzaría los 405.000 millones de dólares este año, frente a los 355.000 de Sudáfrica.

Una reforma energética, además, podría disparar la economía del país. En un programa para la BBC, O’Neill cita el siguiente dato: «Unos 170 millones de nigerianos comparten la misma cantidad de energía que usan 1,5 millones de personas en el Reino Unido. Casi cada negocio tiene que generar su propia energía. Los costes son enormes». El economista estima que simplemente con una racionalización de la producción y el consumo, el país crecería a un 10 o 12% anual, en lugar de al 7% actual.

No obstante, los problemas estructurales de Nigeria (el alto nivel de desigualdad, los conflictos étnicos y religiosos, el lamentable estado de las infraestructuras, la existencia de una guerrilla que sabotea los oleoductos en el Delta del Níger, la criminalidad, la corrupción y el elevado nivel de fraude) son un poderoso hándicap a la hora de considerar la verdadera fortaleza del país. Algo similar, aunque en menor medida, cabe decirse de Méjico.


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